Un pueblo de cine

Hay que remontarse muchos años para descubrir en Los Arcos el primer haz de luz proyectado con cinematógrafo en fachadas de cal de antiguos edificios que soportaron en sus paredes de adobe el peso de batallas, desfiles de rascacielos, inmensos bosques donde exploraba la alucinada mirada de nuestros abuelos soñando ya emigración. Nada menos en en las fiestas de 1911 (a tan solo 15 años del invento de los Lumierè) en los días 16 y 17 de Agosto, el señor Rocamora hijo proyectó sendas películas al aire libre.

El año 1916 volvemos a tener constancia de otras dos proyecciones también por fiestas, incrementadas a 3 el año 1917.

Debió ser la mayor sensación de entre todas las “barracas” y daba así razón a la publicidad de “Cinematográfica Daroca” cuando escribia a nuestro alcalde:

“ Muy señor mío:
por la prensa y sus amistades habrá podido observar la gran costumbre que va tomando cada vez más incremento de organizar espectáculos públicos de cine al aire libre en las fiestas de casi todas las regiones. Por su novedad, este aliciente es preferido al número de fuegos artificiales y otro cualquiera de las fiestas; teniendo en cuenta, además, la gran variedad de peliculas de cortometraje, cómics, revistas de toros, etc… de que disponemos, para ofrecer un espectáculo ameno y atrayente”

Muy atrayente debió resultar cuando ya el año 1923 se instala en un salón de Doña Consuelo Salanueva, el que será, después de la iglesia parroquial, el local más concurrido de Los Arcos: el “Cine Sarasate” de felicísima memoria para tantas generaciones de arqueños.

La visión de futuro de Doña Consuelo le llevó tambien a proyectar al aire libre el día 17 de las fiestas de 1935 y por el precio de 125 pesetas una película desde la casa de su propiedad a la plazoleta de enfrente donde desemboca la calle Mayor, lo que aparte de no gravar el presupuesto, tiene la ventaja de que podrían verlo aún los que están paseando por la carretera…

R.A.I.