San Vicente, tradición popular

San Vicente, tradición popular

Hasta los años cuarenta del S XX, cuando bajaban los mozos de su visita y estancia en la ermita, se reunían las cuadrillas, recorriendo con sus charangas las casas de las mozas, en especial las de las novias, recogiendo dinero con que pagar a los músicos. Durante el año las jóvenes no solían pagar la entrada a los locales cerrados. Luego, aunque se acudía a la ermita donde se seguía arrojando el pan y distribuyendo el vino, una vez bendecidos, se fue dejando la recogida de fondos para el baile porque todos, sin distinción de sexos, se pagaban la entrada.

El reparto de pan en tono festivo, tal como hoy se acostumbra, o el bocadillo que las diversas cofradías ofrecen a sus cofrades y acompañantes en la ermita el día de su patrono, parece que no siempre fue así. Una carpetilla del archivo municipal lleva este título: “Lista de pobres a quienes se les reparte el pan de san Vicente en el presente año de mil ochocientos cincuenta y siete, “((1857), y siguen los 70 nombres, más unos cuantos oficiales de la villa que igualmente lo percibían. 4 GUARDAS, 4 PASTORES, 1 ZAGAL, EL FAROLERO, ENTERRADOR, ORGANISTA, ENTONADOR, 4 INFANTES (NIÑOS CANTORES9, SACRISTÁN, 2 ALGUACILES, EL DEPOSITARIO, EL SECRETARIO. Si se habla del “presente año”, bien pudiera entenderse que fuera habitual esta costumbre caritativa en circunstancias de penuria.

Hay una página legendaria relacionada con las piedras “Mormas”. Indudablemente se trataba, en este caso, de las piedras de un monumento megalítico, situadas a poca distancia de la ermita. Pero el alma popular las consideró en sus recuerdos, como una maldición lanzada, no se sabe por boca de que duende, sobre unas espigadoras: “Si a misa de Yániz no vais, piedras Mormas os volváis. Cual si se tratara de la mujer de Lot, convertida en estatua de sal, según el pasaje bíblico, otro tanto hubiera ocurrido a las jóvenes olvidadizas del precepto dominical, quedando para siempre petrificadas. El pueblo, sabio en leyendas, echa mano de estas figuras literarias para transmitir nociones que no comprende con claridad.

En cuanto a la tradición religiosa, veamos qué se nos recuerda a finales del XVII en un proceso en que el cabildo de Mués se enfrenta al cabildo de Los Arcos y unos cuantos vecinos de Mués que, teniendo tierras en Yániz y Molindiago, no pagan los diezmos a la parroquia de Mués. Con este motivo se recuerda que “el día de San Vicente, que es la advocación de la iglesia de dicho lugar de Yániz, la cual esta en su ser, va a decir una misa y, el día tercero de las letanías, va el cabildo y villa de Los Arcos en procesión a dicha iglesia y se dice una misa por las almas de aquel pueblo. Y, acabada, sale el preste con el cabildo y, alrededor de dicha iglesia, cantan cuatro responsos” (sería en los cuatro puntos cardinales, abrazando con esos gestos, todo el antiguo poblado.

 

 

FUENTE: HISTORIA DE LAS ERMITAS DE LOS ARCOS DE VÍCTOR PASTOR

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