20 años del atentado contra la Casa Cuartel de Los Arcos

26.04.2011 20:16

 

20 años del atentado de ETA contra la Casa Cuartel de Los Arcos

Daniel Fernández Gómez nació hace 54 años en Puerto Marín, provincia de Lugo, pero lleva 28 años viviendo en Los Arcos. Aquí han crecido sus tres hijos y aquí ha desempeñado más de la mitad de su vida laboral como guardia civil. En esta localidad de apenas 1.200 habitantes le tocó también vivir el atentado contra la casa cuartel del pueblo. El 25 de abril de 1991 la banda terrorista ETA colocó 40 kilos de explosivo junto al edificio, donde residían 8 familias, entre ellas la suya. Afortunadamente no hubo víctimas, pero la detonación fue tan brutal que la casa cuartel tuvo que ser derruida meses después. Daniel Fernández, que sufrió varias heridas, fue condecorado con la Encomienda, en reconocimiento a su papel como víctima del terrorismo. También su hija. En el reverso de su medalla, que se cuelga al cuello para las fotos, se puede leer: Reconocimiento y Memoria. Para él, dos conceptos básicos para todas las víctimas de cualquier tipo de violencia.

¿Qué recuerda de aquella noche?

Una explosión muy fuerte, que nos sacó de la cama. Confusión. Y rápido a por los niños, que estaban debajo de los escombros. Nos invadió una sensación de impotencia y todo sucedió muy lento... Fue un día aciago para mi familia.

¿Por qué?

A nosotros se nos sumó otra desgracia. Vinieron los padres de mi esposa a vernos aquel día, después de lo que había pasado, nos encontraron bien, comieron con nosotros, y en el viaje de vuelta a Pamplona sufrieron un accidente. Una persona que venía adelantando incorrectamente se los llevó por delante y mi suegro falleció ese mismo día. Fue un día largo y aciago, sí.

Se llevarían un susto tremendo...

Sí, lo que podía haber sido. Había dos coches aparcados, de los que se sirvieron como pantalla. Uno era el del teniente. Pusieron las mochilas debajo y pretendían que la pared hiciera de pantalla para provocar una implosión, una explosión hacia adentro. Lo que pretendían era hundir todo el edificio, que fuera lo más dañino posible. La suerte que tuvimos fue que la onda expansiva salió por el sótano, escapó por allí, y llegó a afectar a las casas cercanas.

¿Y sus hijos?

Entonces tenían 8, 4 y 2 años (muestra unas fotografías antiguas). Ésta por ejemplo es la habitación de los pequeños, que tenían la costumbre de dormir con la cabeza tapada, pues... aquí se ve muy bien cómo los cristales hicieron de metralla. Los podía haber decapitado. Si no llegan a tener la cabeza aquí... Y mi hija... Pues la saqué de debajo de los escombros. Ésta era la cama de ella y más o menos esto le cayó encima...

Usted resultó herido...

Sí, tuve una herida en un pie, rotura de tímpanos, pérdida de audición en ambos oídos y me ha quedado una hipoacusia (pérdida parcial de capacidad auditiva). Debido a estas heridas es por lo que se nos concedió la Encomienda, a mí y a mi hija.

¿Recuerda quién fue la primera persona con la que habló aquella noche?

Sí, un vecino, Chasco. No sé si se puede contar. Es un poco fuerte... Cuando sentí la explosión, en medio de la noche, reaccioné de forma defensiva. Me levanté y apunté con el arma, que dormía junto a mi lado de la cama. Vi una sombra en una finca cercana y por un momento dudé de si podía ser un terrorista. Le estaba apuntando, nervioso, cuando escuché a mi mujer diciéndome: ¿los niños? Entonces volví a la realidad y fui a buscar a los pequeños, que dormían en la habitación de al lado. Luego supe que esa sombra a la que había estado pensando disparar era la del vecino, Chasco, que venía a ayudarnos. Estuve muchos años sin decírselo hasta que en un día del Pilar se lo conté.

¿Y cómo reaccionó?

Se rió.

Tras esas vivencias, ¿qué le hizo echar raíces en Los Arcos?

El mismo apoyo de la población. Recuerdo que después de todo aquello me entró una sensación de hastío, de desconfianza. Y hablando con unos amigos, buenos amigos de aquí, les dije: me voy, me voy a Pamplona. Estoy casado con una mujer de allí. Y me dijeron: Dani, esto no lo ha hecho el pueblo. Igual en Pamplona peor. Con 3 niños. Igual tienes más problemas allí. Lo pensé y al final era un golpe a la familia moverlo todo otra vez. Decidimos quedarnos y he sido feliz. A esta gente le tendré un agradecimiento eterno. Hay quien me dice que en cualquier otro pueblo se hubieran comportado igual. Bueno, quizás. No lo sé. Aquí, no dudo. Me han ayudado mucho. A mí y a todos nosotros. Nos quedamos sin nada y el pueblo se volcó. Estuvimos viviendo un mes en casas particulares y no nos cobraron ni el teléfono ni nada. Son detalles. Yo me siento uno más del pueblo y mis hijos son de aquí.

Si tuviera la oportunidad de dirigirse a los terroristas que quisieron volar la casa cuartel, ¿qué les diría?

Hay dos frases que me gustan mucho y que resumen muy bien lo que pienso. No son mías. La primera dice así "si tu respuesta es la violencia es porque no has entendido la pregunta". Y la segunda, muy simple: "La vida es demasiado corta como para pasártela odiando a alguien".

FUENTE: DIARIO DE NAVARRA

 

 

 

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